Hay muchas posiciones sexuales que estimulan el
punto G femenino, y el más común probablemente es el misionero. La mujer se
tumba boca arriba mientras él se encuentra encima de ella y le mira de frente.
Por su parte, la posición del perrito también
sirve para cumplir el mismo objetivo: la mujer se pone de rodillas a cuatro
patas, dándole la espalda a su chico, quien se encuentra también de rodillas…